Querida Musa:
Algunos tienen la capacidad de escribir de una forma constante, quizás dispongan de tiempo, sean muy prolíficos, o tal vez tengan una imaginación tan desbordante que si no la canalizan pueden llegar a convertirse en un tsunami. Yo, en cambio, te tengo a ti.
A veces eres un tanto caprichosa, o simplemente te dejas llevar por el momento, no lo sé, me brindas inspiraciones tan diferentes que resulta imposible definir un estilo, aunque si en algo podemos estar de acuerdo es en lo mucho que nos divertimos. Sin embargo, desde hace un tiempo has cambiado de aires. Te dedicas a bombardearme constantemente con temas técnicos convirtiéndome en toda una experta en la materia, debe ser que tanto romanticismo y melancolía han acabado con tu paciencia, por lo que has decidido mandar todo a tomar viento fresco.
Probablemente, hastiada de tanta parafernalia, merengueo, pasteleo y sentimentalismo a raudales, decidiste un día salir de marcha con tus otras compañeras, te tomaste cinco copas, te corriste una buena juerga y acabaste en la cama con un desconocido que te hizo tener cinco orgasmos seguidos. Viviste en tus propias carnes, lo de “el buen sexo no tiene por qué estar ligado al amor”, no olvides que a veces sois un tanto ingenuas siempre enfrascadas en los menesteres de la inspiración, y descubriste, que las matemáticas son la ciencia de la vida, de hecho, el número cinco ha pasado a ser tu favorito, relegando al siete a un plano mucho más lejano. Ya sabes que el siete siempre fue muy dado a la fantasía, porque difícilmente podrás tomarte siete copas, continuar en pie y no digamos alcanzar siete orgasmos seguidos. Realidad matemática que diríamos.
Puede también que Urania, la que dicen mas allegada a la ciencia, tuviera una charla contigo más tarde y Erato, tu constante mentora, despistada en su poesía amorosa y dedicada a escuchar el alegre trino de los pájaros, no reparara entre suspiro y suspiro que su mejor pupila era tentada por el lado oscuro de la ciencia, porque mira que Urano es un planeta oscuro, digo yo que la tal Urania será oriunda de por allí, vete tú a saber si luego resulta que es de Barcelona y su madre le puso Urania por vivir cerca de la casa de Josep Comas.
Desde luego no vamos a negar que este cambio tan radical es cuanto menos lucrativo, los cuentecillos no dan ni para un paquete de pipas, en cambio, un buen plan de calidad y seguridad alimentaria, combinado con manuales formativos y un pequeño toque de food defense (un poco gilipollas si me has vuelto musa, mira que pedante) dan para: pagar la hipoteca, el agua, la luz, el teléfono y un chuletón que me tome el otro día que mira, de vez en cuando, sienta muy bien un abundante aporte proteico.
Sin embargo, mis incondicionales locos adorables poco pueden disfrutar de esta faceta, ni siquiera dedicar un pequeño comentario para hacer las delicias de esta aprendiz. Este lugar no vio la luz para albergar controles de cuerpos extraños, y no me refiero precisamente al arte de manejar objetos variopintos para satisfacer las fantasías lujuriosas, no, ojalá, el aporte de los cuentecillos no resulta valorable si de pagos hablamos, pero si cuando todo ello supone cierto deleite por crear algo mío, “mi tessssssoro”.
Ya sé que la melancolía esta pasada de moda, que resulta mucho más productivo lo real, lo cotidiano, lo palpable, así que Musa, por favor, córrete todas las juergas que quieras, adora las matemáticas, lanza todos los misiles de la ciencia contra mí, pero cuéntame al menos lo que ese desconocido te hizo, porque cinco orgasmos seguidos, dan para muchos cuentos, y eso, es tan real, como que dos más dos son cuatro, realidad matemática que diríamos, ¿no te parece?
Ósculos pequeñitos querida.