martes, 1 de noviembre de 2011

PRISMAS PERFECTOS


No está bien.

Nadie se percata, es una maravillosa actriz, pero yo sé que no lo está. Supongo que después de toda una vida junto a ella es difícil engañarme. Perfecta sonrisa, perfectos modales, perfecta con todos, perfecta con todo, pero no, a mi no se me escapa. Lo que no entiendo es porque a los demás les miente con tanta facilidad. Sólo deberían pararse un pequeño instante, mirar fijamente sus ojos y descubrirían el pastel. De todas formas, lo sabe. Por eso me evita constantemente, apenas unos segundos dedicados a diario, distribuidos durante el día, un cambio de ropa, un cepillado de dientes y muchos de esos instantes, un simple y fugaz paso junto a mí, pero nunca deja que mire sus ojos, por eso se que lo sabe.

Temo por ella, pero también por mí, creo que en un momento dado saltará la chispa y todo se irá al garete, la verdad es que tengo miedo, un miedo horrible a lo que pueda hacer. Intento captar la atención de los demás cuando están junto a ella, pero nadie mira donde debe, absortos en contemplar lo que les conviene y dejando las profundidades para solo los valientes. Y ella, siempre los distrae, es una buena anfitriona, aunque ayer casi lo consigo, durante un café de la tarde, él me miró, fijo sus ojos en mí y por un instante creí poder conseguirlo al oírle formular la pregunta perfecta.

- ¿Estás bien?

Fue rápida, desplegó su amplia sonrisa y él dejó de mirar a los ojos para centrarse en sus labios.

- Perfectamente, estupenda como siempre.

Lo peor ha sido esta mañana, cuando ha abierto el botiquín del baño y un montón de pastillas de colores han hecho acto de presencia, no sé cuando las ha comprado. Después, a lo lejos, su llanto incontrolado, esta situación es ya constante, desparecen las voces, las risas, las charlas y las lagrimas afloran, sólo tengo que conseguir que me mire, que se plante frente a mí, fije sus ojos en los míos y así podré convencerla, me verá y se dará cuenta de todo.

El llanto ha cesado, escucho sus pasos, parece venir hacia mí, quizás sea la oportunidad, posiblemente lo logre, creo que viene decidida. Lo voy a conseguir, me está mirando.

-Se acabó, ya no puedo más, lo siento.

Un montón de colores en su boca.

¡Nooooo ¿Que haces?, no te las tragues, escúpelas!!!

No me hace el menor caso, ¿pero qué más puede hacer tu simple reflejo en un espejo?

Nada, o puede que sí.

La rabia, la impotencia, consiguen algo sorprendente, golpeo el espejo con todas mis fuerzas hasta romperlo en pequeños pedazos que se esparcen por un suelo que no es el mío. Ella desaparece, yo vivo. Sigo teniendo miedo, sin embargo no es lo mismo, tengo miedo porque ahora estoy sola, porque debo enfrentarme a un mundo que desconozco. Ella se ha ido, puede que yo no sea tan perfecta, tampoco me importa, adoro mis imperfecciones porque ellas son las que me han hecho este regalo. Me doy la vuelta por primera vez hacia una vida que se abre, una vida, que detrás de lo que era una espejo, nace y espera con impaciencia ser vivida, solo tengo que mirar hacia otro lado.

Estoy bien, cada vez mejor, y no necesito contemplarme para comprenderlo, simplemente lo sé, imperfectamente, pero lo sé. Soy la refracción en un prisma de alguien, que no quiso vivir.

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