jueves, 26 de enero de 2012

Aventuras, locuras, comeduras de olla de la Doctora Pat. Una Patata cibernética, Vol VII.

ÍNDICE


Vol I
Vol II
Vol III
Vol IV
Vol V
Vol VI
Vol VII
Vol VIII
Vol IX
Vol X

El viaje continua.

Las despedidas son dolorosas y más cuando el retorno no se producirá.

La pérdida de uno de los miembros de la mini pandi supone una clara escisión en el grupo. La armonía del conjunto se rompe por completo ante la desaparición de los aportes de John Wayne. Los recuerdos se vuelven dolorosos y resulta necesario el paso del tiempo, una etapa de transición en la que asimilar lo ocurrido, un largo instante para evitar las lágrimas continuadas.

Pat se despide, sólo Don Quijote acude a la cita, Anacleto cierra su puerta de acceso y por muy fuertes que suenen los golpes de llamada, no responde.

Deja el patio de colegio, los misterios, los fantasmas y las cosas extrañas quedan atrás, ya no habrá más investigaciones, la mini pandi se desmorona y cae, pero los lazos perduran.

De nuevo sola, infinitos caminos a seguir se abren en este singular universo. Desde la puerta del patio ya cerrada observa las diferentes opciones que se le ofertan, de momento, nada llama su atención, quizás demasiado pronto para continuar, para decidir un camino, cuando el que deja tras de si ha resultado tan enriquecedor. Puede que sea el momento de la reflexión, archivar todo lo encontrado, todo lo vivido, cerrar un capítulo para comenzar uno nuevo. Puede que…..

- ¡Hola!

Continua

jueves, 19 de enero de 2012

Aventuras, locuras, comeduras de olla de la Doctora Pat. Una Patata Cibernética, Vol VI



 ÍNDICE
Vol VIII
Vol IX 
Vol X




 Las patatas también lloran.

Murió un triste día, acompañado de sus seres queridos, afrontando aquello con la misma tranquilidad y entereza de la que siempre había hecho gala.

Era un buen hombre, hasta en sus últimos momentos tuvo palabras de esperanza para los demás, recordó todos aquellos amigos que le habían acompañado durante el viaje al país de los sueños, a todos sus compañeros del patio de colegio con los que jugaba todos los días y con los que tanto se había divertido.

Su vida no había sido sencilla, tan fuerte en sus convicciones pero tan frágil su salud.

A John Wayne le ocurrieron cosas, extrañas, singulares, muchos las llamarían visiones, otros locuras, Pat no puede definirlas pues nunca las ha sufrido, ella siempre las llama simplemente, cosas. Las personas afrontan los hechos extraños intentando ocultarlos, olvidándolos, encerrándolos en sus mentes para evitar que salgan, para que no les afecten, para que los demás nunca las descubran, Cárceles de Fantasmas. Él en cambio, nunca las rechazó, siempre decía que aquellas cosas infundían placer y bienestar en su ser, al fin y al cabo, cada suceso extraño del hombre tranquilo, iba acompañado de buenas acciones.

Pat no sabe de Dioses, ella simplemente ama la tierra donde nació, el sol que le alimenta y la lluvia de la que bebe. John Wayne siempre le decía que Dios es el amor que ella procesa sobre los elementos, ese Dios que Pat veía en sus jeroglíficos y que tan presente estaba en sus locas interpretaciones.

Pat no sabe de Dioses, pero John Wayne si, y ahora mismo, probablemente, esté con su Dios.

Un patio de colegio solitario en el que los recuerdos se convierten en ecos de sonrisas, un kit de espía abandonado, unos molinos que el viento no puede mover y un huerto, donde los pimientos mueren de tristeza, el corazón de los apios se ennegrece, los guisantes exudan rabia y una patata, llora.

Porque, las patatas, también lloran.



Continua