jueves, 30 de enero de 2014

RECUERDO



Recuerdo tus pies. Como si de una foto se tratara ha quedado su imagen grabada en mi cabeza.
Me encantaban tus pies. Grandes, largos, con las venas muy marcadas y unos dedos prolongados, y una piel increíblemente tersa y suave, blanca. Nunca fuiste de los que toman el sol, pero sí de los que dan largos paseos bajo sus rayos.
Dice un chiste tonto que los pies grandes implican otra cosa pequeña. La verdad es que no lo sé, no lo recuerdo, solo sé que a mí me gustaba lo que hacías con ella, y a ti, también te gustaba lo que yo hacía con ella mientras miraba tus pies.

Como si de una golosina se tratara la saboreaba. Con mi oreja apoyada en tu vientre, escuchando tus entrañas retorcerse de placer. Y tus pies, sus dedos, encogiéndose y estirándose al ritmo que yo les marcaba.
Pero solo miro tus pies, solamente recuerdo tus pies, y aquel movimiento de sus dedos. Porque no debo darme la vuelta, dejar de jugar y mirarte a la cara, y ver aquella sonrisa. Porque me dolerá, y no me lo puedo permitir.

Por eso, sólo, miro hacia tus pies, sólo, recuerdo tus pies.

 

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