El sueño de una esperanza
iluminó la noche del pintor de barba descuidada. Le habló de un cuerpo mutilado
que vagaba buscando sin cesar su cabeza extraviada. Quiso complacerla, a su
esperanza, y por ello comenzó a pintar
aquel cuadro, una obra en la que dibujó la cabeza que él había imaginado.
Por las noches la llamaba,
indicándole en que parte del lienzo se encontraba, pues sus trazos irregulares
parecían no obedecer a sus dedos, y ella, su esperanza, respondía aclarando el
camino, despejando la senda que poco a poco descubría los rasgos.
Cuando por fin la cabeza
fue acabada, tras largas noches de palabras y pinceladas, unos suaves golpes interrumpieron la
admiración de aquella obra. Pero el artista no quiso escucharlos, entusiasmado
como estaba al contemplar lo logrado.
Pobre esperanza, aquella
vez era ella quien llamaba. Así que ella, su esperanza, volvió tras sus pasos
con su cuerpo mutilado. Sin haber logrado llegar al lugar del que jamás hubiera
regresado. Sin sentirse entera, sin estar completa, pero aun así, le dejó un
regalo.
Y allí continúa la obra, con
su creador. Ya no es un solitario rostro, está acompañado por un corazón que el
pintor encontró una mañana, tras una larga noche de admiración y sin respuestas
a llamadas. Sobre un caballete, como si en realidad no estuviera acabado, quizás
aun falte algo. Puede que a veces sea admirado por el maestro ya sin barba
descuidada. Tal vez intente añadir otra parte. Aunque posiblemente sean sólo
esperanzas, de una mutilada esperanza, cuya cabeza y corazón, se encuentran en
el cuadro de su adorado. Su esperanza.
El pintor y la Modelo (Danza Invisible)
Me hiciste recordar muchas cosas, desde Pigmalión y su Galatea, pasando por el cuento de Poe (en donde un pintor hace un retrato de su esposa que es tan real que parece vivo, y eso se debe a que la vida de la esposa se fue en él. Este cuento se llama El Retrato Oval) hasta una caricatura del pájaro carpintero en donde se hace pasar por fantasma y pregunta "Charly, ¿has visto una cabeza por ahí?"
ResponderEliminarHablando de pintores, hay una novela de Guy de Maupassant, sobre un pintor obsesionado con su musa que empieza a sufrir de una forma particularmente cruel. Fuerte como la muerte se llama.
ResponderEliminarParece que el relato suscita muchas evocaciones, supongo que esa intención es una de las que tiene, falta ya hablar del retrato de Dorian Gray, que lo menciono como simple apunte.
ResponderEliminarEn realidad en la novela de Guy de Maupassant, su musa la Sra. De Guilleroy sufre como una condenada también, al fin y al cabo el pintor se enamora de su hija rememorando la juventud de su amante, ahora ya madre y con bastantes años encima.
Me quedo más con Pigmalion y Galatea, pero en esta historia, la realidad de Galatea está en manos de su autor, no de una diosa caprichosa como Afrodita. Aunque Galatea en este caso juega un papel mucho mas importante que ser un mero objeto decorativo digno de admirar.....
Los relatos están para ser leidos y que cada cual interprete en ellos lo que mejor le convenga o lo que más le apetezca, así luego se generaran discusiones, eso si, yo me guardaré lo que me ha llevado a crearlo, el misterio de la creación (que bien suena).
Jajaja, la omnipotencia del creador, en este caso creadora.
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