martes, 17 de agosto de 2021
jueves, 20 de marzo de 2014
La Otra Orilla
El Erudito avanza por la calle, se
para ante el escaparate y mira con interés las portadas expuestas en la
librería de enfrente, siempre hace lo mismo, luego aparece alguien y sostiene
una conversación, es conocido en todo el barrio.
El Erudito habla y habla, todos dicen
lo interesantes que son sus conversaciones, la cantidad de cosas que sabe,
siempre citando libros y frases de escritores célebres. Yo no suelo acordarme
de esas cosas, he leído tantos libros , pero nunca he retenido una frase, a
veces incluso tengo que devanarme los sesos para recordar de que iba aquel, o
aquel otro, pero el erudito siempre lo hace, ¿tendrá una memoria de elefante?.
He decidido dejar de mirar por la
ventana y bajar al escaparate yo misma, quizás si me coloco como él, se paren a
hablar conmigo. Sin embargo, voy a tener que prepararme algo, no sé muy bien
que decir.
¿Qué podría decir?
Dicen que
para ser una gran erudita has de leer un montón de libros.
Shakespeare y
Homero quedan muy bien, te dan un toque clásico que nunca estará pasado de
moda. No sé, la verdad es que no veo el toque clásico por ninguna parte, eso
sí, las aventuras del Rey de Ítaca son geniales, no tanto los tortazos a
diestro y siniestro que se daba cuando estaba en Troya, aquello era un tanto
lacrimógeno y sangriento, menudo folletín, que si está se va con este, que si
el otro menudo cabreo y se coge a todo el vecindario y se los lleva de guerra, al
final, todo se resumía en las ganas de un tío por demostrar el poder que tenía,
ya me dirás tu donde está el toque clásico, si esto, está a la orden del día.
Luego está la sección de Julio Verne, Emilio
Salgari, Edgar Rice Burroughs…, no eres nadie si no mencionas, Veinte mil
leguas, Cinco semanas en globo, el Corsario negro, Tarzán o Sandokan, que
fueron los héroes de tus sueños de infancia, y recorriste las bibliotecas en
busca de sus aventuras. ¿De verdad leíste
todos esos libros cuando eras pequeño? ¿Todos? ¿O simplemente te los sabes,
porque como yo, te comprabas las Joyas Literarias Juveniles?.
Ni siquiera he conseguido terminarme
el puñetero libro de BURROUGHS, es el tercer intento y me es imposible pasar del
prologo, ¡Joder! Es que no lo entiendo, ¡qué coño de Erudita voy a ser si no
consigo entender El Almuerzo Desnudo!.
En fin, podríamos seguir así hasta mañana, esto no
me sirve de nada, bajaré y ya se me ocurrirá algo. A lo mejor, al que se pare a
charlar, no le apetezca hablar con un Erudito y prefiera tener una conversación
más distendida, sin menciones tipo “Como decía tal y tal, en el libro
tal y tal”, puede que solo quiera hablar sobre las flores.
¡He bajado! y he conseguido hablar con alguien. Ha
resultado gracioso, el Erudito ha sido quien se ha parado. Al mencionarme sus
anteriores conversaciones con otros transeúntes, me ha sorprendido, le he tenido
que comentar quienes eran. No sabía que el chico del mono era Vicente el del
taller, que había hablado también con
Luisa la panadera o con Fermín, el padre de Ismael el frutero. Tampoco sabía
que a Vicente le va mal y que puede que tenga que cerrar el taller, ni siquiera
se había enterado de lo contenta que está Luisa porque su hija ha conseguido
plaza en la facultad que quería, ni que Fermín, ha colgado sus cuadros a modo
de exposición en el club de la tercera edad del barrio, y mira que lo va
pregonando. La verdad es que al final he hablado casi todo yo, el Erudito me
escuchaba y escuchaba.
Mañana vamos todos a cenar a casa de Fermín. El Erudito
sigue parando en el escaparate y conversando con Luisa, Vicente, Ismael,…. A
veces incluso se forman grupitos delante de la librería, corrillos en los que
se habla de la vida, de los libros, de los deseos, pero eso sí, ahora, siempre,
antes de volverse al escaparate, el Erudito mira hacia arriba y me saluda.
El Almuerzo Desnudo no está hecho para mí, pero a
William S. Burroughs le encantaría este barrio, algunos pensaran que soy una
ingenua por decir esto.
No sé porque llevo cuatro días tarareando esta canción.
“Y aquí
todo brilla, y aquí todo encaja bien, en la otra orilla, no hacia pie.”
miércoles, 19 de febrero de 2014
ESCUCHAS RADIOFÓNICAS
Cuando los elefantes sueñan con la
música es el momento en el que despierto, para permitir que las melodías
impregnen sus grandes orejas, mientras yo me encargo de invadir al resto con el
silencio.
Dejo que
duerman hasta bien pasado el amanecer y así su memoria procesa todos los
acordes, sin que les interrumpan las falsas notas ni los sonidos estridentes.
Siempre
quise trabajar en un circo, Domadora de elefantes, pero terminé como cuidadora,
guardadora de sueños.
Cuando los
elefantes despiertan de sus sueños, yo me vuelvo a dormir y sueño con ellos,
con las canciones que cantarán a su Domadora mientras ella les dirige en su
concierto.
Dejan que
duerma hasta bien pasado el anochecer, meciéndome en sus trompas y entonando
arrullos para así poder cubrir mi silencio.
Siempre
quisieron enseñarme a cantar, Profesores del canto, pero terminaron como
elefantes domados, cantantes de un sueño que yo les guardo.
*Nota: “Cuando los elefantes sueñan
con la música” es un programa de Radio 3 que puedes escuchar si te place en:
jueves, 30 de enero de 2014
RECUERDO
Recuerdo tus
pies. Como si de una foto se tratara ha quedado su imagen grabada en mi cabeza.
Me
encantaban tus pies. Grandes, largos, con las venas muy marcadas y unos dedos
prolongados, y una piel increíblemente tersa y suave, blanca. Nunca fuiste de
los que toman el sol, pero sí de los que dan largos paseos bajo sus rayos.
Dice un
chiste tonto que los pies grandes implican otra cosa pequeña. La verdad es que
no lo sé, no lo recuerdo, solo sé que a mí me gustaba lo que hacías con ella, y
a ti, también te gustaba lo que yo hacía con ella mientras miraba tus pies.
Como si de
una golosina se tratara la saboreaba. Con mi oreja apoyada en tu vientre,
escuchando tus entrañas retorcerse de placer. Y tus pies, sus dedos,
encogiéndose y estirándose al ritmo que yo les marcaba.
Pero solo
miro tus pies, solamente recuerdo tus pies, y aquel movimiento de sus dedos.
Porque no debo darme la vuelta, dejar de jugar y mirarte a la cara, y ver
aquella sonrisa. Porque me dolerá, y no me lo puedo permitir.
Por eso,
sólo, miro hacia tus pies, sólo, recuerdo tus pies.
jueves, 12 de septiembre de 2013
CARTERAS
Hace algún tiempo me hicieron creer que la cartera que vivía conmigo era personal e intransferible, algo intocable e imposible de ser fisgoneado, hasta que conocí a otra cartera y vi que incluso podía llevarla en el bolso junto a la mía.
Ahora sé, que si mi cartera está vacía, no tendré problemas en coger unas monedas de la que vive conmigo, para algo tan simple como ir a comprar el pan.
El caso es que mi cartera siempre estuvo abierta para cualquier cosa, y sigue estándolo, sencillamente he comprendido que no soy una vulgar carterista.
Ahora sé, que si mi cartera está vacía, no tendré problemas en coger unas monedas de la que vive conmigo, para algo tan simple como ir a comprar el pan.
El caso es que mi cartera siempre estuvo abierta para cualquier cosa, y sigue estándolo, sencillamente he comprendido que no soy una vulgar carterista.
miércoles, 31 de julio de 2013
Querida Musa:
Algunos tienen la capacidad de escribir de una forma constante, quizás dispongan de tiempo, sean muy prolíficos, o tal vez tengan una imaginación tan desbordante que si no la canalizan pueden llegar a convertirse en un tsunami. Yo, en cambio, te tengo a ti.
A veces eres un tanto caprichosa, o simplemente te dejas llevar por el momento, no lo sé, me brindas inspiraciones tan diferentes que resulta imposible definir un estilo, aunque si en algo podemos estar de acuerdo es en lo mucho que nos divertimos. Sin embargo, desde hace un tiempo has cambiado de aires. Te dedicas a bombardearme constantemente con temas técnicos convirtiéndome en toda una experta en la materia, debe ser que tanto romanticismo y melancolía han acabado con tu paciencia, por lo que has decidido mandar todo a tomar viento fresco.
Probablemente, hastiada de tanta parafernalia, merengueo, pasteleo y sentimentalismo a raudales, decidiste un día salir de marcha con tus otras compañeras, te tomaste cinco copas, te corriste una buena juerga y acabaste en la cama con un desconocido que te hizo tener cinco orgasmos seguidos. Viviste en tus propias carnes, lo de “el buen sexo no tiene por qué estar ligado al amor”, no olvides que a veces sois un tanto ingenuas siempre enfrascadas en los menesteres de la inspiración, y descubriste, que las matemáticas son la ciencia de la vida, de hecho, el número cinco ha pasado a ser tu favorito, relegando al siete a un plano mucho más lejano. Ya sabes que el siete siempre fue muy dado a la fantasía, porque difícilmente podrás tomarte siete copas, continuar en pie y no digamos alcanzar siete orgasmos seguidos. Realidad matemática que diríamos.
Puede también que Urania, la que dicen mas allegada a la ciencia, tuviera una charla contigo más tarde y Erato, tu constante mentora, despistada en su poesía amorosa y dedicada a escuchar el alegre trino de los pájaros, no reparara entre suspiro y suspiro que su mejor pupila era tentada por el lado oscuro de la ciencia, porque mira que Urano es un planeta oscuro, digo yo que la tal Urania será oriunda de por allí, vete tú a saber si luego resulta que es de Barcelona y su madre le puso Urania por vivir cerca de la casa de Josep Comas.
Desde luego no vamos a negar que este cambio tan radical es cuanto menos lucrativo, los cuentecillos no dan ni para un paquete de pipas, en cambio, un buen plan de calidad y seguridad alimentaria, combinado con manuales formativos y un pequeño toque de food defense (un poco gilipollas si me has vuelto musa, mira que pedante) dan para: pagar la hipoteca, el agua, la luz, el teléfono y un chuletón que me tome el otro día que mira, de vez en cuando, sienta muy bien un abundante aporte proteico.
Sin embargo, mis incondicionales locos adorables poco pueden disfrutar de esta faceta, ni siquiera dedicar un pequeño comentario para hacer las delicias de esta aprendiz. Este lugar no vio la luz para albergar controles de cuerpos extraños, y no me refiero precisamente al arte de manejar objetos variopintos para satisfacer las fantasías lujuriosas, no, ojalá, el aporte de los cuentecillos no resulta valorable si de pagos hablamos, pero si cuando todo ello supone cierto deleite por crear algo mío, “mi tessssssoro”.
Ya sé que la melancolía esta pasada de moda, que resulta mucho más productivo lo real, lo cotidiano, lo palpable, así que Musa, por favor, córrete todas las juergas que quieras, adora las matemáticas, lanza todos los misiles de la ciencia contra mí, pero cuéntame al menos lo que ese desconocido te hizo, porque cinco orgasmos seguidos, dan para muchos cuentos, y eso, es tan real, como que dos más dos son cuatro, realidad matemática que diríamos, ¿no te parece?
Ósculos pequeñitos querida.
martes, 21 de mayo de 2013
Los niños y los locos siempre dicen la verdad, por eso a unos los educan, y a otros, los encierran.
Nos pasamos los días lamentándonos constantemente de las acciones incorrectas que se dan a nuestro alrededor, de las irregularidades que se observan a diario, y encima, pretendemos justificar nuestros silencios con frases como “Hay que aguantar”, “No está la cosa para protestar”, “Mejor pasar desapercibido”, “Date por satisfecho que estás trabajando”, o la peor de todas, “No te quejes porque hay cincuenta esperando tu puesto”.
¿En qué narices nos hemos convertido?, ni siquiera podemos compararnos con un rebaño de ovejas, al menos ellas dejan de dar leche cuando las condiciones no son adecuadas. ¿Has escuchado a un rebaño de ovejas balar pidiendo comida?, eso sí que es una protesta.
Las responsabilidades de cada uno pesan, en exceso, pero ya se encargan de recordárnoslo constantemente, fijémonos en las veces que nos hablan de la mala situación que atraviesa el país, la escasez de trabajo, la cantidad de familias que ya, sin miembros en activo, tiran como pueden y piden comida en los bancos de alimento; hechos reales, por supuesto, pero con tal bombardeo indiscriminado de malas noticias (la última y más sonada, se acaba para muchos la ayuda de los cuatrocientos euros, ¿con qué vivirán ahora?) ¿no acabas por pensar en lo afortunado que eres por trabajar?, y el caso es que la gran mayoría de los trabajadores se sienten dichosos por tener un trabajo, eso sí, mal remunerado, con un horario excesivo y en unas condiciones penosas, no hablemos ya de temas como riesgos laborales o trabajar enfermo. Lo último en desfases, la subcontratación, ese maravilloso mundillo en el que el despido de personal fijo se convierte en una baja voluntaria para poder seguir disponiendo de un empleo, que resulta ser el mismo, y la letra pequeña señoras y señores, pagas extras prorrateadas, retenciones a hacienda bajísimas y una indemnización por despido improcedente que se la llevo el viento, todo, para enmascarar una nomina que en principio sigue siendo el mismo neto pero que a la larga todos sabemos en qué se convierte, y que paga una empresa de la que nunca se supo. Qué gran ayuda también la escasa formación que presenta gran parte de la población y a la que se engaña fácilmente, aunque si lo pensamos, de poco sirven las titulaciones académicas en estos casos, simplemente serás un poco más consciente de lo que está ocurriendo, pero como todos, seguirás con las manos atadas. Empiezo a pensar en lo fácil que les está resultando a muchos aprovechar la ocasión y forrarse a diestro y siniestro, me he vuelto un tanto paranoica y veo complots por todas partes, fomentar el miedo para seguir abusando, sin control, sin temor, sin principios.
Recuerdo muchísimo la novela de George Orwell, 1984, y de cómo mantenían a la población calladita y sometida, y al que se le ocurriera decir algo…… unas buenas ratas en plena cara para recordarle lo bueno que es el “líder”.
A nosotros no nos pondrán unas ratas en la cara, sería demasiado obvio, pero recordemos siempre que existen infinidad de métodos de persuasión mucho mas sutiles, además, nuestro “líder”, en este caso, está bien escondidito entre las faldas del dinero, dejando que nuestra vista se pose en estos “asombrosos” politiquillos que tenemos, evitando así que sepamos quienes realmente tiran de las riendas, quienes son los que deciden y quiénes son los que mandan. Esos titiriteros escondidos tras un telón, que mueven los hilos de sus marionetas, montándonos una función a la que asistimos todos los días como publico entregado.
Lo dicho, estoy paranoica, pero creo que hay esperanza, porque aunque nos quiten la ilusión, aunque el futuro que nos pintan es de lo más oscuro, siempre nos quedara el creer en nosotros mismos, en sentirnos capaces de salir adelante, porque aun tildándonos siempre de juerguistas y poco trabajadores, la realidad es otra, la picaresca es algo que solo viene acompañado de la inteligencia, somos emprendedores, arriesgados y sabemos disfrutar de la vida como nadie, pero nosotros, solo y exclusivamente nosotros, y en eso, ganamos por goleada a los titiriteros.
sábado, 18 de mayo de 2013
Antiopia
Como los ángeles al caer el sol plegaré mis alas, no volviendo a correr tras la ciudad soñada. Prometeré acabar con el absurdo empeño en conseguir lo inalcanzable, sumiéndome en las profundidades de la realidad cotidiana. Amputaré las extremidades de la imaginación desbocada, para encerrarla en la prisión del olvido. Pero siempre quedará una llama rebelde e incombustible, que sobrevivirá, pese a todo, y brillará en el faro de Antiopia.
sábado, 20 de abril de 2013
El Tesoro de las Dos Jorobas
Conocí a un Capitán pirata en la barra de una cantina abarrotada. Llevaba
un aro dorado en la oreja y bebía una pinta de cerveza rubia. Por aquel
entonces yo era parte de un circo y le divirtió mi aspecto de bufón descarado.
Me ofreció enrolarme en su tripulación para divertir a sus compañeros,
parecía que mis chistes y cuentos eran de su agrado, probablemente mis dos
grandes jorobas tuvieron mucho que ver también en aquel trato, además de una
lengua viperina que hacia las delicias de aquel desalmado. Acepte sin dudar,
siempre fui un tanto irresponsable y audaz, aunque nadie podía negar nada a
aquel Capitán pirata, su espada era famosa en todo lugar, además de su carisma,
dotes para la convicción y porte espectacular.
Surcamos los mares en aquel pequeño bergantín, lo llamaba Corcel, como si
fuera su Rocinante, veloz y de quilla baja, para poder navegar cerca de la orilla,
cuando atacaban la costa en busca de botines extraordinarios. Las aventuras se sucedían, pronto fueron
famosas mis aportaciones en la fiestas de alta mar, y mi gaznate, el mas sediento
de aquel pequeño velero y de su almirante. El camino que lleva a pirata no
resulta difícil para un bufón mal hablado, ya que si en algo se
parecen estos dos ejemplares, es en ser
rufianes de muy alta estofa, dueños de hazañas de lo más dispares, unos
con la lengua, y otros con la espada, que al fin y al cabo, sea una u otra, las
dos siempre deben ostentar un filo muy bien afinado.
La tripulación fue cambiando, marineros, piratas fieros y bravos, que
quizás encontraron cobijo en otros lares, o bajo las aguas de ciertos mares. Mas
hubo unos pocos, los más allegados, que siempre permanecieron a su lado. Un
timonel, el mejor de los pilotos, capaz de sortear las peores tormentas que se
hayan desatado y llevar aquel bajel a cualquier parte; un contramaestre que con
gracia divina bailaba al son del ron más añejo y cuyo tupé era admirado por
todas las doncellas de los puertos atacados; un vigía que aun siendo corto de
vista, detectaba siempre los mejores barcos para ser abordados; y dos hermanos
grumetes que sobresalían por sus dotes para el pillaje, y sorprendente sensibilidad
para la música divina; dignos hijos,
todos ellos, del sagrado arte de la piratería.
Aquellos fieros abordajes, sedientos de sangre y riquezas, repartos de
botines, el contramaestre regalando baratijas a las mozas del burdel, islas
perdidas a las que el timonel llegaba y parecía siempre encontrar donde anclar,
barcos repletos del oro que el vigía falto de vista parecía oler, poniendo en
alerta a una tripulación por el simple arqueo de su ceja izquierda, peleas en
los tugurios de dos hermanos grumetes y tesoros de un Capitán pirata que hacia
las delicias de una tripulación leal y brava.
Hasta que un buen día todo terminó,
aquel en el que el Capitán Pirata dejo de reír con los chistes del bufón
deslenguado, y de prestar atención a los cuentos mejor contados, ni siquiera las
dos jorobas que tantos buenos ratos le habían hecho pasar, fueron capaces de una
sonrisa destapar. El turno del bufón ya había acabado.
Levaron anclas, zarparon, alejándose por donde una vez habían llegado. “¡¡¡Ordenes
del Capitán pirata!!!!!” dijeron, “Es tiempo de partir”.
No suplique, no puedes esperar clemencia
de un pirata sanguinario, y en el puerto me quede mirando al mar que se los
llevó, sin embargo sus lecciones de
pillaje las aprendí de forma sobresaliente, pues me quede con su bien más
preciado, el diario de a bordo, su libro adorado.
Ahora soy una modesta Bucanera, hago pequeñas incursiones en mares
perdidos a los que pocos barcos acceden, capturas que apenas llegan para
mantener una tripulación, por lo que me las apaño siendo timonel, contramaestre
, vigía y capitán a la vez. A veces escucho en las cantinas las gestas de la
tripulación del Corcel, historias del Capitán Pirata. Nunca olvidaré aquella
época, los bufones podemos ser truhanes, pero entre risas, burlas y picaresca,
siempre se esconde nuestro lado más
romántico, probablemente por eso me he quedado en “Modesta Bucanera”, demasiado nostálgica para ser un Capitán
fiero y bravo. Jamás leí aquel diario de a bordo, puede que sus enseñanzas me hubieran
servido de algo, sin embargo lo escondí en un lugar apartado, como si de un
tesoro se tratara, como si de otra cosa se tratara, ya que en realidad, el bien
más preciado para el bufón deslenguado, fue siempre, el corazón del pirata del
aro dorado.
lunes, 8 de abril de 2013
Familia
FAMILIA: Grupo de personas que se quieren sin reservas
Siempre tuvo miedo a quedarse sola,
necesitaba una familia para sentirse dichosa,
un sueño que podía cumplirse.
Ahora, son las multitudes las que le provocan un pánico irrefrenable.
viernes, 22 de marzo de 2013
Serpientes de Agua
Está acostumbrada a derramar lágrimas, pero ahora sabe lo difícil que
resulta tragárselas, cuando el que llama a la puerta es un dolor que quiere
permanecer oculto.
Llora, evitando la mirada de ojos ajenos. Lamentos invisibles impregnados
de aromas con sentimientos, escapando de los reproches, las explicaciones y los
sermones colmados de baratos consejos, haciendo del sufrimiento algo íntimo y
privado, propiedad de una voluntad que decide cuando, como y en qué medida
padecerlo.
Y así, hasta ahogarse, muy poco a poco, en un mar interior repleto de
agua salada, cosecha propia de sollozos silenciosos.
...Y en la oscura extensión río abajo
como un audaz vidente en trance,
contemplando su infortunio
con turbado semblante
miró hacia Camelot.
Y al final del día
la amarra soltó, dejándose llevar;
la corriente lejos arrastró
a la Dama de Shalott......
The Lady
of Shalott (Alfred
Tennyson)
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