Es domingo, Alicia mira los juguetes de sus hijos esparcidos por el salón.
Toca recoger.
Algo habitual, una acción automática que no necesita de su cabeza. Las muñecas y los coches en la caja amarilla, los cuentos y las pinturas en la caja roja, las piezas del juego de construcción en el bote azul. Qué más da!!!, volverán de su paseo y todo se esparcirá de nuevo, sin importar el lugar donde se han colocado.
Hoy, además, los niños han encontrado el antiguo álbum de fotos, una vieja reliquia guardada celosamente por Alicia en uno de los cajones del armario. El segundo cajón empezando por arriba, esquinita derecha.
Estos críos!!!!, al final siempre lo encuentran todo. Por mucho empeño que se ponga en esconder, lo oculto acaba saliendo a la luz si tienes dos bichitos activos y con ganas de investigar.
El pasado de Alicia inunda toda la habitación junto a juguetes de vivos colores. Sonrisas, abrazos, personas jóvenes y despreocupadas se mezclan con la casita de Pin y Pon, los guerreros de la luz, y los vestidos de una muñeca despeinada, a la que se le ha pintado la cara, como si de un indio comanche se tratara.
Extraña mezcolanza de un pasado y un presente tan distintos. En el fondo, quizás parecidos. Los vivos colores de sus hijos combinan a la perfección con las risas, las bromas y la alegría de aquellas imágenes.
Alicia recuerda nostálgica con una sonrisa en su cara, mientras sus ojos observan todo aquel desbarajuste tan ajustado.
Algo llama de pronto su atención, algo que no debería estar allí, algo perdido, extraviado hacía ya largo tiempo, algo que pensaba había hecho desaparecer. Una fotografía en blanco y negro.
Reconoce de inmediato, sabe perfectamente de quien es aquel rostro, han pasado tantos años. Creía haber matado su recuerdo, aprisionado entre los grandes bloques de hormigón que ella misma dispuso en su cabeza.
Porque la cabeza de Alicia es así. Construye murallas, aprisiona recuerdos, imagina películas, pero siempre atada a un cuerpo, que no le permite ir más allá, manteniéndola ligada a una tierra real, a una vida real en la que debe representar todos aquellos papeles que un adulto tiene que asumir. Soy madre, soy compañera, soy trabajadora, soy responsable, ¿quién soy?. ¿Una cabecita loca que si no fuera por ciertas conexiones absolutamente necesarias estaría vagando constantemente buscando aventuras?.
Toma la fotografía entre sus manos cerrando los ojos. Es increíble como la memoria funciona, crees haber olvidado todo, pero no, continua allí, la muralla se derrumba y sale de nuevo todo de golpe, como si hubiera ocurrido hace apenas un instante.
Las emociones inundan el cuerpo de Alicia recordando aquellos momentos, un cortometraje rápido y completo, sentimientos perdidos, pasiones dormidas.
Y si hubiera…….
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