domingo, 3 de febrero de 2013

Horrores



Tengo que dejarla. No sé cómo, pero he de hacerlo.
Cada día que pasa se hace más insoportable estar con ella. Cuento los minutos que se hacen horas interminables, y ella, aquí, a mi lado, no se separa. Su dependencia hacia mi persona me asquea, me aborrece pensar que necesita constantemente de mi compañía. Hasta su aroma me repele, todo lo que ella toca, todo lo que se le acerca queda impregnado de su olor nauseabundo.
Me repugna su presencia, todo su ser, es inaguantable, no puedo soportarlo.
Hoy se ha acercado demasiado, no he podido tolerar tener su boca tan cerca de la mía, notaba como su lengua se movía y casi vomito al pensar en su saliva asquerosa. Hasta he notado una pequeña gota que en mi cara ha caído mientras hablaba. He tenido que empujarla para apartarla pues las arcadas se sucedían de forma constante. Entonces ha empezado a chillarme, a gritarme, a increparme por haberla golpeado, mis oídos no podían soportar el sonido estridente de su voz, me los he tapado con las manos y aun así taladraba mi carne atravesándola para conseguir que siguiera escuchándola, resonando en mi cabeza sus insoportables gritos.
Me he ido corriendo al baño, he echado el pestillo para que no pudiera entrar, me he metido en la ducha, abriendo el grifo del agua caliente a tope para apagar su sonido. Que corriera el agua por mi cuerpo para limpiarme de su hedor. Pero su olor me ha perseguido. Traspasaba la puerta que nos separaba y se metía en mis fosas nasales, toda ella desde los accesos de mis agujeros intentado entrar para poseerme. Notaba mi interior invadido por su nauseabundo ser, viciando mis entrañas. Todas mis células clamando por la invasión de las suyas.
Lucho, aunque sé que no puedo ganar, su porquería se desplaza por el torrente sanguíneo corrompiendo el flujo de mi vida.
Ahora, soy yo el apestado.
Salgo del baño, su aroma me atrae tanto que no puedo evitar perseguirla  por toda la casa, necesito mas, quiero poseerla, notar su cuerpo sobre el mío, incrustarme dentro de ella. Me aparta cuando me acerco, pero insisto, necesito de su ser tanto que se me hace imposible el pensar no estar cerca de ella, con ella, siempre.
Tengo que tenerla, no sé cómo, pero he de hacerlo.

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