miércoles, 17 de febrero de 2010

Cuento 5



Siguen la autopista dirección a casa, él conduciendo, ella mirando a través de la ventana.

- ¿Puedes ir más despacio, por favor?
- ¿Porque?
- Sabes que me da miedo.
- No me da la gana.
- Por favor, vete más despacio.
- No me hagas enfadar.

Las lágrimas comienzan a surcar el rostro de la mujer.

- ¿Por que lloras, gilipollas?
- No me llames así por favor.
- Me tienes hasta los huevos con tus lagrimitas.
- Por favor vete más despacio tengo mucho miedo.
- Eres una estúpida, inútil, solo sabes llorar.

El pisa el acelerador con rabia.

- Por favor, para, voy a vomitar.
- Como vomites en el coche te vas a enterar.
- Por favor.

El pega un volantazo y sale de la autopista, parando el coche en el arcén. Ella sale corriendo y vomita todo lo que tiene en el estomago, las lágrimas caen al suelo mezclándose con el vómito.

- ¿Ya has acabado?
- Si
- Deberías vomitar siempre, así no engordarías.
- ¿Crees que estoy gorda?
- Pero tu te has visto, eres igual que la estatua que hemos visto.
- Yo no me parezco a una estatua de Botero
- Venga ya, pero si tus tetas son tan grandes y están tan caídas como las de ella.
- No digas esas cosas, por favor.
- Por favor, por favor, que educadita eres pidiendo todo por favor y dando las gracias, me dais asco todos los universitarios como tu.
- La universidad no tiene nada que ver con los buenos modales.

Vuelven a montar en el coche, ella resignada ante la velocidad intenta pensar en otra cosa para no permitir que el miedo la embargue de nuevo. El enciende la radio.

- Mañana tenemos que ir a cenar con mis amigos.
- ¿Que amigos?
- Los de la facultad.
- Esos subnormales.
- No te metas con ellos, son buenas personas.
- No voy a ir.
- Está bien, iré yo.
- Ni se te ocurra.
- Me gustaría mucho ir, por favor.
- Pero si tú no tienes amigos, solo te han invitado para rellenar un hueco.
- ¿Por que dices eso?
- Eres idiota nunca te das cuenta de lo que realmente piensan de ti.

Suena un teléfono, él contesta. Por un momento su cara cambia de aspecto, pero vuelve a su estado normal en el momento en el que la conversación finaliza.

- ¿Quién era?
- A ti que te importa, eres una puta cotilla, siempre queriéndote enterar de todo.
- Solo quería…
- Solo quería, solo quería, estoy hasta los cojones de que te metas en mi vida, me tienes harto con tus preguntas, métete en tus asuntos, pero claro como ni siquiera eres capaz de tener vida propia, dependes sólo y exclusivamente de mí. No eres nada sin mí.

Ella se sume en un profundo silencio, su mente evoca recuerdos lejanos de vidas pasadas. Lo hace a menudo. El tararea una canción que suena.Por fin el viaje finaliza. Casa.Suben las escaleras y antes de que la puerta este cerrada él se abalanza sobre ella como un poseso intentando desnudarla.


- Por favor, déjame, no tengo ganas.
- Eres una puta, siempre igual no tengo ganas, ¿que quieres, que te haga lo mismo que ayer?
- No por favor, lo mismo que ayer no.
- Me voy a dar una vuelta, ¿ya has conseguido lo que querías?

El se va dando un tremendo portazo. Ella, sola, se convence por fin de que nunca vendrán a salvarla, así que coge su teléfono y marca un número.

- AYUDAME.


016

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