Nota de la autora: A
veces, hay relatos que aparecen en tu cabeza pero necesitan de cierto tiempo
para ser forjados. Alicia es uno de ellos. Aunque la idea o argumento principal
este claro, la trama o mejor dicho, la forma de desarrollarla, no resulta tan
fácil, surge de poco en poco. Me he negado rotundamente a forzar esta historia,
en el fondo, si fuerzas, no salen las cosas como quieres. Alicia se encuentra
siempre guardada en mi mesita de noche esperando que un buen día como el de hoy
vuelva a estar entre mis manos. El primer capítulo fue escrito a finales del
año 2010, mientras que, el segundo, vio la luz al año siguiente, aunque hayan llegado
a Antiopia al mismo tiempo. Para aquella
persona que desee leer o releer (releer sería algo absolutamente genial) como
comenzó todo:
Espero disfrutes de su
lectura tanto como yo mientras redactaba.
Ojalá.
Abrió
la puerta de la habitación, estaban desnudos y entrelazados sobre la cama,
levantaron sus cabezas sorprendidos ante la invasión de aquella intimidad y sin
perder un ápice de aquella elegancia y compostura que le caracterizaba dijo:
- Tendrás
que escoger entre una de nosotras de una vez, esta situación no puede
continuar.
Alicia
recuerda este episodio mientras su mirada, vaga perdida por la ventanilla del
minibús en el que hace un rato se ha montado. Aquella escena, aquel momento en
el que su vida cambió y dejó de ser la Alicia del pasado para convertirse en la
Alicia del ahora, la Alicia del presente. Hace ya tanto tiempo.
No
quiere recordar, pues al hacerlo, vuelve la pregunta de siempre, ¿y si hubiera?.
(¿Y si hubiera… que
Alicia? Y si no te hubieras levantado de aquella cama diciendo que tú no eras
ningún trofeo expuesto para ser escogido…¿qué?, ¿crees que estarías con él?,
vamos Alicia, despierta).
Vuelve
de nuevo a sacudir su cabeza, un gesto que se ha vuelto casi innato en ella, barrer
los recuerdos para meterlos debajo de la alfombra, en realidad debería dejar de
barrer de una vez, el polvo no desaparece cuando lo haces, sólo cambia de
lugar, haría bien en comprarse una buen aspiradora para su cabeza y así meter
todos aquellas evocaciones amargas en el depósito que luego vaciaría
apropiadamente en la taza del retrete.
Su
viaje acaba de comenzar, un pequeño minibús donde las cinco personas que se
hallaban en aquella agencia han recorrido los pocos kilómetros que la separan
de una despedida familiar. Su marido, aun sin resignarse a dejarla marchar, con
la esperanza de poder disuadirla en el último momento de su empeño viajero, (Quizás sospecha algo, quizás sabe que huyo.
Tonterías, simplemente no quiere estar solo), los niños, han llorado cuando
su madre ha subido en el autobús de juguete. Alicia sonríe al recordarlo,
siempre hacen lo mismo, lloran y lloran, unas lágrimas inmensas recorren sus
tiernas caritas, lágrimas de cocodrilo que llamaba su madre cuando era la
propia Alicia la derramadora de semejante chorro salado. Suplican que no te
marches, haciéndote sentir como una perra traidora, para que, pasados unos
minutos y ya fuera del alcance de sus ojos, llames por teléfono para conocer su
estado emocional y te digan que corren como locos tras un cachorro de dálmata
que ha aparecido en el parque, o han encontrado un tesoro en la arena, o están
pidiendo un helado, cualquier cosa, memoria pez para la marcha de su madre.
Tierna inocencia la de los niños y tierno egoísmo también. Alicia quiere a sus
hijos, aunque como cualquier progenitor en algunos momentos recuerda a Hommer
Simpson estrujando el pescuezo de Bart, bueno, en realidad, los adora.
Adorar,
dichoso verbo, utilizado para definir la acción de una veneración, incluso
puedes encontrar sinónimos para él cómo fanatizar. Para Alicia, sin embargo,
tiene otras connotaciones, siempre ha sido un término que le ha gustado, un
paso más allá del amor, amar incondicionalmente, como a sus hijos, amar
incuantificablemente, como a él. (Vamos
Ali, deja de mortificarte, distráete, mira a tus compañeros de viaje).
La
pareja de belgas se encuentra a su lado, animados y sonrientes ante la
perspectiva de un viaje sorpresa, el joven parece algo incómodo, moviéndose en
su asiento constantemente, cosa que no pasa desapercibida a su acompañante que
le lanza una mirada de reproche, la misma mirada que Ali vierte en sus hijos,
cuando no se están quietecitos en algún lugar público y silencioso.
- ¡Oh
mademoiselle! estos jóvenes son tan inquietos, debe disculparle, es la primera
vez que viajamos juntos en un autobús, creo que está acostumbrado a otro tipo
de comodidades, su pequeño culo burgués no soporta el asiento de este
utilitario.
Alicia sonríe
pues el comentario va acompañado de un guiño, mientras el joven acompañante se
hace el ofendido y refunfuña como un niño pequeño.
- Permíteme
que me presente, mi nombre es Had Van Tassel y este gruñón adorable es Tin De
Maesschaleck, no le hagas caso, mi culito respingón está acostumbrado a
cualquier tipo de asiento.
- JA
JA JA, yo soy, simplemente Alicia, encantada.
- Y
dinos “Simplemente Alicia”, ¿qué perspectivas tienes para este viaje?
- ¿Perspectivas?,
pues supongo que las normales ante cualquier viaje (en realidad lo que quiero es distraerme tanto que no pueda pensar en
aquello que perdí y que una fotografía mal guardada me ha hecho recordar, pero
esto no os lo voy a contar, estaría bueno, dos desconocidos escuchando todas
mis paranoias, aunque puede que me desahogara y todo saliera, y así me quedaría
tranquila, a lo mejor hasta recibía algún consejo, mira por donde ya no parece
tan mala idea, bah, ¡para ya!, seguro que te toman por loca, y si no, piensa,
¿Qué opinarías tu de alguien que tras una simple frase de presentación te salta
con una de estas?). ¡Alicia! ¡Vuelve!
- Vaya,
parece que dudas, quizás tus perspectivas no sean tan normales como pretendes
decir.
(Creo que he estado demasiado
tiempo ensimismada, ese levantamiento de cejas acompañado de una sonrisa
picarona…).
- No,
no, de verdad, las normales, disfrutar, conocer personas y lugares,
tranquilidad,….
- Debe
disculpar de nuevo a Had, Alicia, además de culo inquieto es un poquito
chismoso.
- ¿Chismoso?
¿yo? ¿Por querer entablar una agradable conversación?
- No,
no, tranquilos, no me ha molestado en absoluto, ¿lleváis mucho tiempo juntos? A
juzgar por vuestra forma de comportaros lo parece.
- ¡Mira
quien es ahora la chismosa!, ja, ja, ja, ja. Tranquila Ali, ¿puedo llamarte
Ali?, no te alarmes, a veces resulto extrovertido en exceso a la vez que
directo.
Alicia
se divierte con estos dos, la verdad es que se siente tan bien que parece
llevar con ellos una eternidad, (que
buena pinta tiene esto). Tin era profesor de arte en la universidad de…..,
jubilado ya, tiene ganas de admirar in situ las bellezas medievales de un país
en el que lleva viviendo unos poquitos años. Had, un loco informático dedicado
a la programación, que conoció a Tin en el campus y desde entonces no se ha
separado de él.
- En
realidad Ali, Tin hace este viaje para enseñarme un poquito sobre arte, piensa
que soy un completo ignorante siempre sumergido en mi teclado, yo en cambio
vengo para demostrarle lo sencillo que resulta tener una vida social, apenas
salimos, supongo que se avergüenza de su pareja tan joven y tan poco
“artística”.
- No
digas eso cariño, sabes que no es cierto.
Had
es más joven, no cabe la menor duda, más joven que la propia Alicia, pero a
ella eso le trae sin cuidado, con sólo una pequeña conversación ya sabe que Had
se encuentra en el selecto grupo del verbo adorar. Adora a Tin, en realidad lo
sabía desde aquella forma de mirar que espiaba en la agencia de viajes cuando
esperaban, sólo era cuestión de comprobarlo, los que han adorado reconocen a
los que adoran entre la muchedumbre.
- Perdonad
que os interrumpa pero ya que somos tan poquitos, me gustaría presentarme a mí
también, el otro día apenas cruzamos un par de palabras en la agencia.
(OJOS CLAROSSSSS, de largos, infinitos dedos)
- Por
supuesto – dice Tin,- pero deberíamos incluir a nuestro otro acompañante, el
número cinco, resultaría tremendamente descortés dejarle solo mientras
conversamos el resto.
Como
si de las profundidades de la nada llegará, el hombre asoma la cabeza en el
asiento trasero al de Alicia (El quintoelemento, aunque no se parece mucho a Mila Jovovich).
- Discúlpenme,
no quería molestar, les veía tan animados.
- No
se preocupe, venga, siéntese a mi lado.
Alicia
quita su bolso y hace un sitio al caballero escondido. Parece exageradamente retraído,
cosa que a Had le resulta muy divertida y bromea con él. Sonríe tímidamente,
pero parece a gusto. Poco a poco obtienen datos (información sacada con un sacacorchos, los quintos elementos esconden
secretos, ¿el nuestro también?), Julio Santana, contable retirado, viudo más
o menos reciente que por primera vez en su vida, viaja solo, en unas
vacaciones, que prácticamente se ha visto obligado a tomar, tras la insistencia
de sus hijos.
Ojos
claros de largos infinitos dedos, descubre como dar la vuelta a los asientos de
forma que unos frente a otros conversan de una manera más agradable sin acabar
con sus cuellos completamente torcidos, el mini bus parece gozar de ciertas
comodidades escondidas, incluso una mesa hace acto de presencia desde el suelo
colocándose en el centro y ofreciendo un aspecto de saloncito de estar muy
apropiado para fomentar las conversaciones agradables, además, la intimidad es
mayor cuando el habitáculo del conductor autómata se encuentra separado del
resto por una pantalla transparente pero absolutamente divisoria (Que raro el Señor Conductor, no nos ha
dirigido ni una sola mirada, ni una sola palabra, es como si lo único que le
importara fuera llevarnos hacia un lugar…).
Parece
que Had y Ojos claros de largos infinitos dedos, han encontrado temas afines en
la informática pues se adentran en el desconocido mundo del lenguaje HTML,
Alicia se pierde en la conversación (“Ojos
claros de largos infinitos dedos”, no me gustó Bailando con lobos, que
casualidad que precisamente, en esa tribu, hubiera una tía blanca esperando a
Kevin Costner, parecía que lo hicieran a posta, pero lo que si me gustaba era
como se llamaba ella “En pie con el puño en alto” eso sí es un gran nombre,
aunque suena un poco comunista para ser una peli americana. Que manos tan suaves, me gustan los dedos
largos, cuando se aferran a ti…. porras, ¿ya estamos otra vez con lo mismo?)
- Y
dime Alicia, ¿alguna noción de arte?
(Me ha cazado mirandole
las manos, me ha cazado)
- Ninguna
en absoluto, Tin, simplemente culturilla general de andar por casa, de ahí el
viaje, me gustaría aprender un poquito (bufff,
ha sonado a trola total).
Tin
comienza a hablar sobre castillos, historias sobre guerreros ávidos de poder,
conquistadores que construyen grandes fortalezas para gloría de si mismos y
perdurar por siempre su nombre. Todos escuchan entusiasmados como niños a los
que se cuenta un cuento repleto de aventuras y fantasía.
La
narración se ve interrumpida de pronto por los pitidos repetidos y continuados
de un vehículo que parece seguirles. Alicia va hacía la ventanilla de atrás
para poder ver que es lo que ocurre, un seiscientos destartalado de color
amarillo con una loca al volante haciéndoles señas para que paren. El mini bus
en estos momentos parece la vieja Diligencia de John Ford perseguida por una Gerónima
Sioux un tanto particular, montada más bien en un jamelgo trasquilado (Vale, en esta versión tenemos, al Doctor, aunque
en esta no es un borracho, la señora Malory que en realidad es el Señor Malory
y está liado con Hartfield un antiguo soldado confederado y ahora jugador, y
claro está, a Ringo Kid alias Ojos claros de largos infinitos dedos. Y yo,
¿quién soy yo? ¿Dallas?, la mujer de vida alegre desterrada de la ciudad donde
vivía).
- Madre
mía pero si es la Bruja Avería montada en su escoba.
- ¿Cómo?
Alicia
repara en que su pensamiento no ha quedado solo en su cabeza
- Perdón,
quería decir que es la dueña de la agencia en su coche.
Ojos
claros de largos infinitos dedos no para de reírse, él también veía la Bola deCristal.
El
mini bus para, el conductor autómata parece haberse enterado de la situación (vaya parece que no sólo conduce) ,
Avería sube gesticulando y farfullando palabras ininteligibles.
- Lo
siento muchíiiiiiisimo, no saben cómo lo siento, pero hay un pequeño problema
con sus reservas en el primer destino, las han cancelado, no entiendo porque,
no me dan explicaciones, nos vamos a ver obligados a cambiar de planes. He
preferido intentar cogerles de camino y comunicárselo, no me parecía correcto
dejarles llegar hasta allí para encontrarse con semejante historia.
(Nooooo, mi viaje nooooo, no por favor, no
quiero volver a casa aun, quiero seguir distrayéndome).
- Vamos
no pongan esas caras, no se preocupen, les he preparado una pequeña sorpresa
para compensarles por esto, tengo un viejo amigo que me debe un favor, esta
noche, dormiremos en un castillo y no en un hotelito cercano, en un castillo de
verdad y puede que haya más sorpresas esperando, solo han de portarse bien, mi
pequeño grupo de viajeros.
4. ÉRASE UNA VEZ ALICIA
4. ÉRASE UNA VEZ ALICIA
¡Vaya, vaya! Me he topado con un proyecto que se niega a ser termiando. Esos proyectos son un poco traicioneros, a veces se cocinan tanto tiempo dentro de la cabeza que pueden llegar a quemarse. Espero no sea el caso. Deberíamos hacer una historia juntos. ¿Te parece?
ResponderEliminarEs la maldita manía de las historias, se presentan en tu cabeza cuando quieren y a veces se resisten durante mucho tiempo a ser plasmadas. Muy interesante el relato, ¿habrá fantasmas en el castillo, o solo los de la cabeza de Ali?
ResponderEliminarPor cierto, encantadora la portada de La Reina de la Costa Negra.
Hola Rafael. Encantadora también tu Lucia y sus cuartillas, le daremos las gracias a John Cartier por haberme mostrado como llegar a Tu Habitación Oscura.
Eliminar¿Quién es la niña grande que sabe usar html?
ResponderEliminarNiña grande puede.
EliminarHTML, bufff que mallllllllll, necesito unas clases.
Como siempre, una historia interesante y que me ha dejado enganchado...¿para cuándo el próximo capítulo? espero que sea pronto pero sin atosigar ¿eh? jeje
ResponderEliminarsin atosigar, ja ja ja ja, serás pillo John Cartier.
EliminarPrometo centrarme, pero es que Alicia, es un poco escurridiza.