viernes, 11 de marzo de 2011

CANTOS DE SIRENA 3

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EL EXPLORADOR Y LA SIRENA





Primero llega la Desesperación.
Es de esperar.
La falta de mi compañera, resulta un claro llamamiento a la señora del manto envolvente y el ruido ensordecedor que la escolta.
Atraída por el vacío que deja la esperanza, se presenta.
Ella, la pérfida soga, la ilustre dama del garrote vil, aprisionadora insistente de la que no consigues liberarte.
Ella, la que canta una balada acompañada del horror de su melodía, repitiendo esa letra de forma constante y monótona.
¿Por qué?, ¿por qué?, por qué?
Le suplico que cese en su empeño, que me deje desaparecer, pero no, continua,  enrollándose como una serpiente utilizando sus anillos del desasosiego.
Mis ruegos incluso parecen engrandecerla, más aún al comprender que no encontrará ningún tipo de resistencia.
Más oscura, más siniestra, alcanzando su plenitud. Llegando al paroxismo extremo y absoluto de su victoria.
Es entonces cuando llama a sus hijos, el Dolor y el Sufrimiento, sus discípulos más aventajados, sus vástagos gemelos inseparables, no hay uno sin el otro.
Y comienzan a divertirse.
Soy un Te quiero, ese sentimiento fuerte y sincero, ¿por qué no puedo desaparecer?.
El tiempo se detiene.


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