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COSAS QUE NUNCA ESCUCHASTE PERO SIEMPRE
SOÑASTE
Una mujer espera en la farola.
La observo desde mi ventana como se coloca junto a ella, dispuesta y
sonriente, aferrando con su dos manos, un pequeño bolso a juego con unos
bonitos y brillantes zapatos de tacón.
Los anuncios han terminado, continúo viendo la película, nefasto telefilm
que consigue captar mi atención solo y exclusivamente por el mero hecho de
estar sentada sin hacer nada. Las escenas se suceden y me rio al pensar, que de
nuevo, voy a acertar con el final.
Acerté. Hay que irse a dormir. Paso por delante de la ventana y allí
sigue, esa mujer junto a la farola. ¿ Cuánto tiempo lleva?.
Suena el despertador. Un nuevo día. Trabajo, trabajo. Las horas se
suceden como en la película del día anterior, sabiendo perfectamente cuál será
el final. Un final en el que vuelvo de nuevo a casa, a otro nefasto telefilm, a
la ventana, a mirar mientras esa mujer
espera en su farola.
Día tras día, noche tras noche, se repite, la mujer en la farola, ¿Cuánto
tiempo ha pasado?.
Lluvia, perdona, viento, lo
siento, nieve, te quiero, frio.
Sus bonitos zapatos han perdido el brillo, sus manos temblorosas, tan
ajadas ya como el bolso al que se sigue aferrando, y su postura, tan dispuesta
antaño, aparenta una completa resignación. ¿Por qué continua?
Primavera, perdona, verano, lo
siento, otoño, te quiero, invierno.
Los ciclos pasan para volver de
nuevo mientras los susurros se confunden en el silencio.
Su figura cada vez más difícil de captar. Puede que se haya mimetizado
tanto con el entorno, que a veces, debo forzar la vista para poder encontrarla,
hasta que un día, desaparece por completo. Ya no puedo verla, se ha ido,
esfumada, no está.
Hoy he comprado unos bonitos y
brillantes zapatos de tacón.
CANTOS DE SIRENA 5
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