sábado, 19 de marzo de 2011

CANTOS DE SIRENA 6

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EL EXPLORADOR Y LA SIRENA



COSAS QUE NUNCA HICISTE PERO SIEMPRE IMAGINASTE 

Si la peluquería cerraba a las ocho, debería llegar como muy tarde a eso de las seis.
Considerando todo lo que quería hacer, en dos horas calculaba me daría tiempo a estar lista, teñir, lavar, peinar,….
Era una pequeño negocio de barrio, regentado por una mujer llegada a los cuarenta que hacía las veces de jefa, pinche y todo lo que allí hiciera falta, así que no tuve problemas en conseguir hora, la clientela en estos momentos no abunda en demasía y menos un lunes por la tarde.
A las ocho en punto preparada para salir de allí, ni un minuto más ni un minuto menos.
Cuando llegué, me esperaba con una agradable sonrisa y un Buenas Tardes lo suficientemente acogedor. Me sentó, me enfundó esa especie de inmenso babero que te ponen en las peluquerías, comenzó su trabajo, y por supuesto, la conversación.
-Qué tiempo este, tan pronto frio como calor.
-Sí, es verdad.
-¿Eres nueva en el barrio?, no te había visto nunca.
-Hace poco que me he mudado.
-¿Y te haces al sitio? Siempre he pensado que los barrios son los mejores lugares para vivir en una gran ciudad.
-Bueno, no lo sé.
-Si mujer, aunque nos conozcamos todos y sepamos vida y milagros de cada uno, tiene también su lado bueno, puedes contar con el vecino siempre que quieras.
Siete menos veinticinco. Parecía una buena mujer, entregada a su trabajo, intentando agradar a una posible nueva clienta, que no tenía muchas ganas de conversar y que miraba constantemente un reloj. Pero como buena peluquera estaba, informada de cualquier tema de actualidad, y conseguía encontrar aquel en el que estuvieras interesada para poder mantener una charla agradable.
-No te preocupes que a las ocho en punto terminamos.
Siete y cuarto. Miraba demasiadas veces el dichoso reloj, me estaba poniendo nerviosa, el tiempo pasaba y no sabía si mis cálculos habían sido lo suficientemente exactos. Todo dependía de la pericia de aquella peluquera.
-¿Y cómo es que decidiste mudarte?, ¿Has encontrado trabajo por aquí cerca?
-¿Trabajo?,  sí claro, tengo un trabajo pendiente y necesitaba venir más cerca para poder terminarlo.
-Entiendo, entonces estas de paso, durante un tiempo, hasta finalizar el contrato. ¿A qué te dedicas?
-Soy…. cobradora de deudas.
-Increíble!!!! Nunca había conocido a alguien que se dedicara a eso, supongo que es más divertido visto desde fuera, ya sabes, el cobrador del frac y cosas de ese tipo. ¿Tienes algún uniforme especial?
-No, lo que llevo ahora mismo está bien.
Ocho menos veinte y ya me había secado prácticamente la cabeza entera. Era rápida aquella peluquera. Tenía que acabar a las ocho en punto, ni un minuto más ni un minuto menos.
-¿Podrías maquillarme un poco?, sé que no te lo había comentado pero como tengo tiempo hasta las ocho.
-Por supuesto, sin ningún problema, ¿has quedado con alguien, verdad?
-Sí, bueno, algo parecido.
-Citas, hace tanto tiempo que no tengo una que ya ni me acuerdo de lo que eran, llevo ya años casada, y tú, ¿Estas casada?
-No
Ocho menos cinco. Fantástico, mi cabellera resplandeciente, unos pequeños retoques en los labios y minutos suficientes para sacar mi cartera, pagar y emprender el camino hacia la puerta.
Ding Dong, Ding Dong,….., las ocho en punto, primer paso hacia la salida.
Como todos los días se abre la puerta de la peluquería, a la misma hora, de lunes a sábado, puntual y perfecto, el marido de la peluquera.
La voz de su mujer suena en mi espalda.
-Cariño, como mires a la gente con esa cara de susto, vas a espantarme toda la clientela.
Conocí a Chucky en un basurero municipal……….


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